sábado, 23 de octubre de 2010

Soledad

Recuerdo aquellas noches en la que no nos dejaban solos. A pesar de que en el día sucedía lo mismo, en las noches se volvía más violento. Con vendas en los ojos y agujas en el corazón, no podíamos soportar un segundo más. Estaban siempre con nosotros para atormentarnos. ¿Es este el precio a pagar por mis pecados?.

Cuando quize arreglar las cosas, afrontado la dura verdad, tuve la esperanza de que se irían. Pero no. Al vernos juntos idearon muchas artimañas para seguir torturándonos, demostrándonos que no solo el dolor físico hiere.

"Entréganos a la chica o de lo contrario tomaremos a todos sus amigos". No podía hacer eso. Y fue así que vimos a nuestros seres queridos cambiar con el tiempo. Uno a uno, sus almas se volvían negras como una noche sin estrellas. Ya no podíamos confiar en ellos, estaban contaminados y lo peor de todo era que a ellos les gustaba estar así. Sin moral y sin remordimientos por sus acciones, fueron traicionándonos en más de una ocasión obligándonos a alejarnos de ellos. Es cierto que una manzana podrida es capaz de podrir al resto y estando podrido por dentro se es más vulnerable.

Que triste es verlos caminar hacia el abismo. Que triste es no poder ayudarlos. Que amargo es este nuevo dolor... El de la soledad.


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